martes, 18 de diciembre de 2007

Las aventuras de Godefroy el caballero cobarde. (II)

El Dragón - Día 2 (primera parte)

Había sido una noche tranquila, algo que normalmente me parecería malo, ahora era para mi mas que una simple alegría. No podía dormir más ya que los rayos del sol inundaban mi cara. Abrí los ojos y me encontré con un frío acero apuntando a mi rostro.

-¿Quien osa entrar en mis tierras?

Era un chico joven, con ropas de campesino y bastante sucio, su pelo era moreno y estaba muy corto, podía ver en sus ojos que tenía tanto miedo como yo, pero mejor no arriesgar así que le conteste tranquilamente.

-Solo un humilde campesino, si he molestado ya me iba.

Intente levantarme pero la espada del muchacho totalmente estirado se acercó aun mas a mi cuello desprotegido, cosa que no me gustó demasiado.

-Ese caballo no es de por aquí, ¿eres un Mushiniano?

Su cara empezó a reflejar un odio irracional y la mía un miedo aun mas irracional.

-No, piense usted mal, los mushinianos tienen la piel oscura, este caballo lo robé a uno de ellos, haciéndole así un favor a nuestro querido im...

Realmente pensé que debía simpatizar con el imperio al poner esa cara, cuando nombró a los Mushinianos. Pero parece que tampoco simpatizaba demasiado con el imperio.

-¿Eres un caballero imperial?, he matado a muchos como esos.

El chico se giro un poco sin quitar la espada de mi cuello y vi algunas armaduras de compañeros mios tiradas en el suelo, supuse que alguno aun tendría cadáveres dentro, anoche con la oscuridad no debí darme cuenta de lo que tenía a mi alrededor.

-Pero señor yo no tengo armadura, como voy a ser yo un caballero impe...

Como si el destino quisiese asustarme aún más, oí a un caballo galopar. Ambos giramos nuestras cabezas y nos encontramos con que venía otro caballo Mushiniano en él que encima había un caballero imperial. Yo sin armadura, sin espada y con un loco campesino apuntandome con su espada, solo faltaba un dragón.

-Así que eres un caballero imperial, ¡MIRA!, ¡ese otro amigo tuyo viene a salvarte!, ¡os mataré a ambos usándote a ti de rehén!

-Ya te dije que no era caballero imperial, quizás él también quiera matarme.

-¿Que?

El chico había girado la cabeza hacía mí y me miro entre asustado y sorprendido, pero de repente ese caballero imperial era mas ágil de lo esperado, saltó del caballo con una gracia que ni la de un elfo de las montañas, blandiendo su espada se lanzó contra mi compañero, el cuál tuvo que dejar de apuntarme para enfrentarse a la espada que iba a su cuello.

La batalla entre ambos se desarrollo con facilidad, yo empecé a ir hacia mi caballo, cuando me dí cuenta que la armadura, era la mía, la que deje en la casa de la campesina. Tuve curiosidad de quien había debajo, pero decidí montarme en mi caballo.

Cuando estaba a punto de subir, me encontré con el brujo que me aseguró que los Mushinianos me seguían.

-¿No te interesa saber quien ganará? -dijo el brujo interponiendo su bastón entre yo y el caballo.

-No mucho, prefiero salvar la vida -dije haciendo lo imposible para mover ese bastón.

-Aquella que lleva tu armadura, vino a salvarte.

-¿Aquella?

No entendí bien lo que quiso decir me giré para mirar al caballero imperial y me di cuenta que le estaba algo grande, luego pensé un poco y mi cara de repente reflejo pavor y miedo. Era la chica que abandoné a los Mushinianos, ¿ella les venció?, ¿alguien la salvo?, parece lo bastante habilidosa como mínimo para escapar. Yo estaba bastante asustado, una espada es controlable una mujer despechada no.

Hice lo imposible para apartar al brujo pero mis ojos vieron que la chica se quito el casco y ambos jóvenes se abrazaron. Este acontecimiento inesperado me dio mas miedo aún así que me encarame al caballo como pude y corrí hacia fuera del bosque, con suerte podría llegar al poblado de Calé antes de la hora del almuerzo.

Al salir del bosque vislumbre Calé, pero estaba siendo atacado por el ejercito Mushiniano. Algo que al verlo solo me vino una palabra a la mente.

-Mierda...

Tuve que volver al bosque con esos tres locos ya que salir del mismo solo me llevaría a una muerte cercana, aunque podría dizfrazarme de Mushiniano e ir a su país, todo parecía peligroso.

Al entrar algo más en el bosque, los vi alrededor de una hoguera charlando, la chica tenía mi armadura al lado. Durante el camino hacia allí pensé una excusa bastante buena.

-Parece que al final has decidido unirte a nosotros, joven Godefroy -dijo el brujo mientras se incorporaba.

Tenía a los dos locos de espaldas ambos se giraron y la chica se abalanzó hacía a mí, primero me abrazo y después de una patada me tiro al suelo, una vez allí me dijo que donde había estado, que si me habían secuestrado y demás preguntas que una mujer despechada en su lugar haría.

Le solté unas cuantas mentiras, sobre que me secuestraron, me dejaron inconsciente y cuando desperté me vi a aquel chico apuntandome con su espada, como si un cochino se tratase. Se lo trago todo supongo que quería creerlo la mente humana es así de estúpida.

Sobre adonde había ido, me senté alrededor del fuego en aquellos troncos que inteligentemente habían colocado y les conté que el ejercito Mushiniano estaba arrasando Calé y que seguramente invadirían poco a poco todo el Imperio Sarandí.

El joven se disculpó y me comentó que cuando su padre murió le inculco que nadie debía pasar por su tierra a no ser que fuera de la familia, resultó ser que la chica que corteje era su hermana.

Entonces sino fueran pocos los problemas el brujo nos comento "una solución".

-Hay una solución para todo esto y es que tenga mi poder al máximo.

-Me parece más peligroso que un brujo ateo con su poder al máximo que todo el ejercito Mushiniano -le dije bastante seguro de mi mismo.

Todos me miraron y el brujo se incorporó y elevando la voz me sugirió que le dejará terminar si quería levantarme por la mañana siendo un hombre. No sé si me iba a cortar a mi amigo o me iba a convertir en alguna alimaña, decidí no arriesgarme y dejarle acabar.

-En este bosque se encuentra un dragón de fuego, como alguno sabrá los dragones de fuego, crean unas áreas anti-magia, por lo que cuanto mas cerca estoy del dragón, mi poder es mas débil hasta llegar a ser casi inútil, es decir si estuviera el dragón al lado mía, mi poder estaría en cero.

-Así que si lo matamos tu recuperaras tu poder y podrás parar al ejercito Mushiniano ¿no? -dijo Kael, que así se llamaba ese joven inquieto, por lo que contó tenía 17 años, así que sería digno de ver con algo mas de edad a donde llega su locura.

-Exacto joven Kael.

Me percaté que entonces ese brujo de pacotilla si lo que decía era cierto su poder estaría en mínimo. Cogí mi espada disimuladamente y me abalanza hacía él, lo que provoco una bola de fuego que paso levemente al lado de mi cara. Por lo que me senté y aguante la charla de Clerisa.

-Mi poder esta mermado, pero aún puedo hacerte mucho daño si así lo quieres Sturden.

Porque me llamaría por mi apellido, y como lo sabría, eran cosas que me preocupaban poco sabiendo que tenía que enfrentarme a un dragón de fuego.

Nos llevó a la cueva, mediante un teletransporte y nos dio armas cualificadas, yo llevaba mi armadura así que le puso una protección mágica de algo que no entendí bien, y me cambio mi vieja espada por una que la empuñadura protegí mi mano la blandirla.

A Clerisa le dio una vara la cual tenía cuchillos en cada punta y a su hermano dos espadas cortas. Mi escudo no lo toco, supongo que se le olvidó. Cuando empezamos a entrar en la cueva no había nada que mas temía, que apareciera el dragón, estaba pensando excusas para escapar, cuando...

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