martes, 5 de febrero de 2008

AÑO 2438

Año 2438, La nave enterprise de la cuarta división Z, se dirige a la estrella polar mas cercana de la tierra, para instalar una base de operaciones con el fin de construir una pequeña base, para enfrentar a los alienígenas de color amarillo defectuoso.

Tras dos largos años de viaje, parece que la llegada a la estrella polar es inminente.

En la nave todo es nerviosismo y alegría, si toman esta posición antes que los alienígenas, será un paso más hacia la victoria de los humanos.

Un joven aprendiz de soldado espacial corre con un montón de papeles y unas gafas de culo de vaso, se tropieza varias veces, hasta llegar cerca de su comandante.

-Mi comandante, mi comandante hemos divisado unas ondas extrañas que dirigen al mismo lugar que nosotros.

El joven parecía muy alterado tanto que empezó a agitar las manos hacia arriba y hacia abajo y a gritar de forma muy afeminada

-Cálmese Huges, la llegada es inminente esas ondas, deberán ser analizadas por nuestro mayor general, corra avisarle.

Huges corrió como un galgo y se presento en la habitación del General Mayor Kellington.

El cual mirándole con su mirada siniestra y aterradora, le insto a sentarse y a contarle lo sucedido.

-Bien ya veo Huges, así que unas ondas extrañas van en nuestra misma dirección, pero a una velocidad mucho menor que la nuestra, muy interesante.

La pared que detrás se encontraba del Mayor, se abrió dando pasa a una cristalera, dejando visible esas ondas misteriosas.

-Uff, menos mal, parecía algo mas preocupante.

-Pero mi General yo...

-Cállese, esas ondas son sonido, música diría yo y de los sesenta ese color púrpura lo indica.

-¿de los sesenta señor?

-Si, de 1960. Que poco conoce la historia de nuestro planeta, que decepción de educación están recibiendo mis soldados..., esta bien te lo contaré, en el año 2008 por estas fechas se mando una canción de un grupo musical ya inexistente por esa época llamado "Los Beatles", la canción enviada fue "Across the universe".

-Bastante irónico señor.

-Exacto, es algo que no molesta, así que mande atravesarlo.

-Señor...

-¿Si?

-¿Es seguro?

-Claro

-Pues lo atravesáremos en...



La música inundo la nave y llego hasta lo más oculto de la misma, al principio a todos les maravillo y les pareció agradable, el General Mayor Kellington, vio esto como una señal inequívoca de su victoria en esta misión.

Tras unas horas de viaje más, la canción sonaba a modo de bucle en la nave, aún quedaba unas 8 horas de viaje y nadie conseguía dormir en la misma, además de estar en estado de nerviosismo continuo, la tripulación estaba algo inestable.

Algunos sugirieron al General Mayor Kellington, organizar una reunión con la elite de la tropa para valorar opciones de que esa canción parase. El General, apareció colgado de una soga en sus aposentos, no pudo resistir más esa odiosa canción que se repetía una y otra vez, taladrando sus oídos.

-Esto no puede continuar así, debemos hacer algo.

-¿que sugieres?

-El sonido entro atravesándolo, pues debemos desatravesarlo.

-¿Pero eso es absurdo?

-Exacto, y todos sabemos que una misión absurda y suicida es lo que necesitamos.

Muchos se mostraron voluntarios pero solo uno pareció conseguir su propósito.

El suicidio.

Pero en todo este caos un hombre, un solo hombre consiguió absorber dicho sonido y introducirlo en su cabeza, este hombre se llamaba...

"Señor mayor extra 1"

Tras morir este hombre solo hizo una petición, que acabarán con esos aliens de pacotilla.

Al menos esas fueron sus palabras.

Unos años después unos alienígenas de color amarillo defectuoso llegaron a dicha estrella polar y solo encontraron una bonita canción y esto:

Esqueletos humanos por doquier. Cuando los alienígenas descubrieron el porque esos humanos habían muerto, fue demasiado tarde.

La canción se oía en toda la estrella polar a modo de bucle, una y otra vez, las cabecitas de esos aliens fueron explotando poco a poco.

Todos las confederaciones dejaron la estrella polar mas cercana a la tierra como zona X, donde se prohibía el estacionamiento de cualquier nave.

Moraleja de esta historia:

No envíes canciones de los sesenta a 400 años vista a saber donde, puedes causar hecatombes.

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